domingo, 15 de abril de 2018

La Metodología de Alertas Tempranas para la Deserción


Construir Política Pública para frenar la Deserción Escolar desde lo Territorial e Institucional (IV Entrega)

La Metodología de Alertas Tempranas para la Deserción

En nuestra anterior entrega resaltamos la importancia que toma el Establecimiento Educativo en la construcción de acciones concretas, específicas y pertinentes para frenar el incremento de la Tasa  de Deserción Intra Anual en nuestro país.

Entonces, al reconocer y convertirse el Establecimiento Educativo en el eje central del proceso de planeación de las estrategias, programas, proyectos y acciones  contenidos en la Política Pública Territorial de Permanencia (PTP) cobra vital importancia la identificación y nominación  de los niños que se encuentran en posible situación de deserción y las causas que en general definen y / o pueden determinar  el abandono del proceso educativo, por lo que es fundamental lograr que los sistemas de información que contienen, identifican y registran la información de deserción, cuenten con datos de máxima calidad y utilidad para todo los actores educativos:

 “Dado que la respuesta a la deserción escolar no debe ser remedial, el Ministerio de Educación diseñó y desarrolló un aplicativo informático con acceso web como sistema de alertas tempranas que permite que los rectores, los secretarios de educación y el Ministerio de Educación Nacional identifiquen a la población con mayor riesgo de deserción y actúen antes de que se produzca. Se trata del Sistema de Monitoreo para la Prevención  y Análisis de la Deserción Escolar en Educación Preescolar Básica y Media (SIMPADE), que recoge las variables e indicadores para el análisis y seguimiento de la permanencia y deserción escolar e involucra el registro de las necesidades que tienen los estudiantes en relación con su permanencia en el sistema educativo para la toma de decisiones y la focalización de acciones por parte de las autoridades educativas locales, regionales y nacionales.”[1]
Así, el Sistema de Información para el Monitoreo, Prevención y Análisis de la Deserción Escolar, SIMPADE, tenía la tarea de  convertirse en la columna vertebral de estructuración de información que permite identificar y nominar los estudiantes con mayor posibilidad de desertar en el transcurso del año lectivo.

El SIMPADE contiene los instrumentos que deberían permitir la caracterización de las causas de deserción e identificar los posibles estudiantes desertores de acuerdo al índice de deserción que este pretendía calcular por estudiante  y que se encuentra basado en los análisis de  la Encuesta Nacional de Deserción Escolar aplicada en año 2010; en ese sentido, la información con la que se alimenta el SIMPADE y que es responsabilidad del Establecimiento Educativo, debería garantizar la rigurosidad, oportunidad  y calidad, que permita realizar análisis más confiables y definir claramente las estrategias, programas, proyectos y acciones  de permanencia más pertinentes en cada Establecimiento Educativo y para cada nivel educativo. No obstante este sistema no ha logrado entregar información confiable y sólida sobre la aplicación del algoritmo que lo sustenta y lo que las ETCE conocen son los listados que emite el SIMAT sobre niños retirados, que manualmente son editados para ser entregados a las Secretarías de Educación, para realizar un pretendido seguimiento a desertores, proceso que no evita la deserción, por que no es previo ni preventivo, solo constata el fenómeno mismo del abandono escolar.

No obstante, la información y análisis que dieron origen y estructuraron la primer versión de SIMPADE, que se basan en los estudios y desarrollo de la Encuesta Nacional de Deserción - ENDE del año 2010, que si bien aún se encuentran vigentes, luego de más de siete años de acción estatal y de implementación de política pública para atender el fenómeno de la deserción, esta acción ha debido transformar la realidad misma de la deserción escolar y por ello se hace necesario la actualización y redimensionamiento de este estudio y dichos factores de deserción,  así como la ponderación de su peso específico en la determinación del hecho de la deserción.

Por ejemplo, la ENDE dio origen a estrategias que luego se han convertido en política pública, tan importantes como la gratuidad educativa y el Programa de Alimentación Escolar, o de otro lado, por ejemplo, la explosión e importancia que han tomado las redes sociales en los procesos de interacción entre jóvenes y niños, han configurado realidades de exclusión y de violencia al interior del ámbito escolar, que lanzan a redefinir las estrategias, programas, proyectos y acciones   de permanencia.

En ese sentido, es perentorio reconocer la inconsistencia del SIMPADE, respecto a las causas y factores de deserción, pero también respecto al peso específico que el algoritmo de cálculo sobre el que se estructura, le definen a cada factor de deserción, y también sobre sus formularios, ya que en la implementación de SIMPADE, se han insertado preguntas, que si bien pueden ser interesantes, no aportan de manera determinante en la medición, exploración y cálculo de la posibilidad de deserción de un joven estudiante en particular y que se incorporan sin mayor criterio técnico o metodológico.

En esencia, ante la poca utilidad práctica de SIMPADE se debe fortalecer SIMAT y desde allí extractar la información necesaria que nos permita identificar la tendencia a la deserción de los estudiantes,  que se convierte en la base para la implementación de la Metodología de Alertas Tempranas para la Deserción, que consiste fundamentalmente en la identificación y nominación de los niños que presentan una tendencia a desertar a lo largo del año lectivo. El SIMAT debe brindar la información más sencilla y práctica posible para el usuario Rector, facilitando su trámite y comprensión y de igual manera se debe lograr que los Establecimientos Educativos y las Entidades Territoriales Certificadas en Educación, reconozcan su utilidad y generen alta calidad en el trámite de la información que allí incorporan.

Pues además, al revisar detenidamente la información, por demás poca y pobre, incorporada en cada vigencia por los Establecimientos Educativos en SIMPADE y adicionalmente en el Modulo de Estrategias de Permanencia de Sistema Integrado de Matrícula, SIMAT, que origina el reporte Anexo 13 A, de seguimiento a Estrategias de Permanencia, se evidencia que no existe ni oportunidad ni calidad satisfactoria en la misma lo que dificulta el análisis y toma de decisiones de reorientación de la política pública de deserción

Una vez abordadas estas tareas, podemos desarrollar más claramente la Metodología de Alertas Tempranas para la evitar deserción escolar, que busca identificar los niños con posibilidad de deserción y focalizar acciones[2], desde el Estabelecimiento Educativo y con responsabilidad de toda la comunidad educativa, para evitar que estos potenciales desertores efectivamente abandonen el sistema educativo.

La Metodología de Alertas Tempranas para la evitar deserción escolar, en sentido general busca nominar a los estudiantes que, una vez ingresan al sistema educativo y que, por sus características sociales, culturales, de contexto y familiares, son proclives a abandonar el sistema educativo, esta metodología implica o tiene varios momentos:

1-.  Al momento de la matrícula de estudiante en el Establecimiento Educativo, debe ser caracterizar tramitando la información en el SIMAT.
2-. Una vez culminado el proceso de gestión de cobertura y el estudiante ya se encuentra matriculado en el Establecimiento Educativo Oficial y caracterizado se debe  determinar el índice de riesgo de deserción.
3-. Al iniciar el año escolar y calendario académico, en la primera semana de desarrollo institucional, dedicada a los procesos de Planeación Institucional, se entrega al Establecimiento Educativo, el listado de estudiantes con mayor índice de riesgo de deserción para que, en esta semana se planteen las acciones concretas por parte del Establecimiento Educativo para evitar la realización de la deserción. Esta identificación y nominación se realiza con una perspectiva de discriminación positiva entendida como el reconocimiento para la atención. De igual manera al nominar los posibles desertores, se convierte en un instrumento de focalización para la entrega o asignación prioritaria de Estrategias de Permanencia, primero que todo a estos niños que se encuentran nominados como potenciales desertores.
4-. La información sobre la caracterización de los estudiantes con tendencia a la deserción es el eje y motor de la implementación de la Metodología de Alertas Tempranas, y en tal sentido es necesario que esta información se entregue de manera oportuna y previa a los Establecimientos Educativo,  dado que limitar el ejercicio, tal y como hasta ahora se ha hecho, a realizar reportes de retirados hacia las entidades territoriales, no generados desde SIMPADE, sino desde SIMAT y solicitar la caracterización de las causas de deserción a los Establecimientos Educativos, se convierte simplemente en un ejercicio de constatación del hecho de la deserción y no cumple la función preventiva para la que conceptualmente se creó el SIMPADE.

Entonces un importante elemento de enfoque, para la elaboración de la Política Pública Territorial de Permanencia es el de la implementación  del Sistema de Alertas Tempranas para evitar la Deserción, que se origina en el Establecimiento Educativo y al cual se le deben realizar seguimientos periódicos, Bimestral o Trimestral, por parte de la Entidad Territorial Certificada en Educación para determinar, no solamente la validez de esta identificación, sino también para determinar la pertinencia de la implementación de las estrategias, programas, proyectos y acciones   de  permanencia definidas por esta, para cada Establecimiento Educativo en particular. Así, en la formulación de la Política Pública Territorial de Permanencia, se definirán los instrumentos de seguimiento a la eficacia del Sistema de Alertas Tempranas para evitar la Deserción Escolar.

La implementación del Sistema de Alertas Tempranas para evitar la Deserción Escolar,  nos permite a determinar  y nominar a los posibles estudiantes en potencial situación de deserción al interior del Establecimiento Educativo y el diseño de estrategias, programas, proyectos y acciones  de acogimiento y retención protagonizadas por la comunidad educativa del Establecimiento Educativo; es decir, pretendemos que sea el Rector, los Coordinadores, los Docentes, los Estudiantes, los Padres de Familia, quienes se conviertan en los primeros en reconocer a los niños en situación de posible deserción y que sean ellos los que adelanten acciones en positivo para lograr retener a estos niños y jóvenes.

Así,la Política Pública Territorial de Permanencia tendrá un enfoque de participación activa de la comunidad educativa, principalmente los padres de familia[3],  en la retención de niños con potencial de deserción e implementarán estrategias que logren que el estudiante:

“No te vayas de la Escuela” “Quédate en la Escuela” “Permanece en la Escuela” “Continúa en la Escuela” “Permanece en tu Escuela”

Estos, como mensajes centrales de una estrategia y actitud a asumir por parte de la comunidad educativa frente al estudiante que está en riesgo de deserción.

En ese sentido, de la Política Pública Territorial de Permanencia en su implementación tendrá como eje de comunicación central una campaña de difusión que, retomando los mensajes arriba enunciados, se centrará en recobrar y reforzar el reconocimiento de la importancia social de la educación y el compromiso y función activa de la Escuela, la comunidad educativa en evitar la deserción escolar.

Al reconocer el Establecimiento Educativo como eje del Sistema Educativo Colombiano, pues es allí en donde se concretan las políticas públicas del sector y por esa vía, se realiza el hecho mismo de la deserción, pretendemos hacerlo emerger como centro de la Gestión Educativa[4] ; aunque se escuche demasiado lógico y obvio, el estudiante deserta es del Establecimiento Educativo, y en ese sentido es allí en donde se deben concretar todas las estrategias, programas, proyectos y acciones de permanencia y también desde allí se deben originar.  No obstante, hasta el momento el Establecimiento Educativo ha sido un mero receptor de estas estrategias generales de permanencia y definitivamente no ha tenido un papel activo y protagónico en su formulación y desarrollo.

 En ese sentido, la formulación de la Política Pública Territorial de Permanencia, va a partir del análisis del comportamiento de la TDIA por nivel en cada Establecimiento Educativo y de la valoración del impacto que ha tenido la implementación de Estrategias Generales de Permanencia sobre el fenómeno de la deserción; pero igualmente es necesario indagar sobre aquellas acciones que adelanta el Establecimiento Educativo, desde sus dinámicas propias y sus lógicas, para lograr retener sus estudiantes; esta metodóloga tiene un doble  propósito original: por una lado colocar en la agenda de la discusión del Establecimiento Educativo y sus órganos de dirección, el debate sobre la deserción escolar y los comportamientos específicos por nivel de la TDIA, para que esta se apropie y defina su responsabilidad de acción frente a la disminución de la TDIA, y por otra lado, evidenciar la necesidad de incorporar este componente en sus procesos de planeación institucional realizando un permanente seguimiento, lo que debe dar origen a los Planes Institucionales de Permanencia, que deben ser formulados por el Consejo Académico, y desde donde se le realizará su constante seguimiento.

Por otro lado, la implementación de proyectos, programas y/o estrategias de permanencia obedecen a análisis derivados de la sistematización de información entregada por la Encuesta Nacional de Deserción Escolar, realizada en año 2010; dicha información permitió tomar decisiones de política pública tan importantes como la de gratuidad educativa y la evolución del Plan de Alimentación Escolar, entre otros.

Así mismo, permitió definir, construir y redireccionar estrategias tan importantes como la implementación de modelos educativos flexibles, el transporte escolar, los subsidios condicionados a la asistencia, la entrega de uniformes y útiles escolares y la reorientación del Programa  Jornada Escolar Complementaria.

A partir de la definición de estos programas generales se realizó la formulación de los Planes de Permanencia a nivel territorial para el periodo 2010 – 2014 por parte del Ministerio de Educación Nacional, que tenían como metodología la implementación de estrategias de permanencia a nivel general en cada Entidad Territorial Certificada en Educación.

No obstante, los indicadores que definen la implementación de estos programas de permanencia se limitan a expresar la cobertura y alcance de los mismos y no avanzan hacia la definición de impacto particular sobre la deserción en cada Establecimiento Educativo Oficial, partiendo que en general, la tasa de deserción en el periodo citado de desarrollo de plan de permanencia, se redujo a un ritmo apropiado, pero no se puede particularizar para el análisis la incidencia determinada de cada estrategia en la reducción de la TDIA, tanto nacional como territorial.

En ese sentido, otro elemento de enfoque, para definir de la Política Pública Territorial de Permanencia, consiste precisamente en construir la metodología, indicadores y procedimientos que permitan medir y ponderar el impacto de cada estrategia de permanencia en particular sobre la TDIA  a nivel  de la Entidad Territorial Certificada en Educación  y a nivel del Establecimiento Educativo Oficial, lo cual debe permitir focalizar cada estrategia, programa, proyecto y accion definiendo su pertinencia, de acuerdo con las necesidades del Establecimiento Educativo Oficial. 

Así, la implementación particular de estrategias, programas, proyectos y acciones de permanencia obedecerá al análisis del comportamiento de las TDIA en cada Establecimiento Educativos Oficial y la identificación de sus posibles causas, y no de manera general como usualmente se está haciendo y condicionado a la definición de claros indicadores de impacto de dichas estrategias, programas, proyectos y acciones sobre las TDIA del Establecimiento Educativo y de la Entidad Territorial Certificada en Educación.

De igual manera,  la metodología de elaboración de la Política Pública Territorial de Permanencia debe partir desde las necesidades del Establecimiento Educativo, analizando los comportamientos de deserción por nivel educativo, determinado las posibles causas y valorando la incidencia y efectividad de la implementación de las estrategias de permanencia sobre las Tasas de Deserción Intra Anual, del Establecimiento Educativo Oficial.

En ese sentido, la formulación de estrategias, programas, proyectos y acciones territoriales de permanencia, deben obedecer, responder y atender las necesidades del Establecimiento Educativo Oficial,  y los niños identificados como posibles desertores por el Sistema de Alertas Tempranas; así el proceso de planeación para definir la Política Pública Territorial de Permanencia cobra sentido y parte, se origina en  el Establecimiento Educativo Oficial y llega a este mismo, como estrategias, programas, proyectos y acciones focalizados para evitar la deserción, lo que significa que la planeación general  de estrategias de permanencia desde la Entidad Territorial debe relativizarse y abrirse paso a la planeación focalizada por estrategias para el Establecimientos Educativo Oficial, expresada en los Planes Institucionales de Permanencia

Es entonces, un cambio de metodología de la planeación, que se origina desde lo particular, es decir el Establecimiento Educativo Oficial y se construye hacia lo general, como síntesis, desde la Entidad Territorial Certificada en Educación, y así las estrategias, programas, proyectos y acciones de permanencia cobran vigencia no en sí mismas, si no en función de la necesidad real del Establecimiento Educativo Oficial.

Por último, la formulación y desarrollo de la Política Pública Territorial de Permanencia se da en el momento histórico de implementación de los acuerdos de paz, que plantea marcos diferenciales que condicionan esta formulación, dado que deben considerar los procesos de reintegración y reincorporación a la vida civil de los combatientes y milicianos y tener como referente al componente de víctimas del conflicto.

Finalmente, esperamos haber contribuido con estas reflexiones a colocar en la agenda de discusión de la comunidad educativa, el problema de la deserción escolar y también haber contribuido a la construcción de una metodología para abordar la reducción de la Tasa de Deserción Intra Anual en Colombia.



[1] Encuesta Nacional de Deserción Escolar ENDE. Ministerio de Educación Nacional. 2012. Pg. 17
[2] Aplicando la concepción y metodología de la Discriminación Positiva
[3] El éxito de las estrategias que buscan aumentar la participación en la educación dependerá considerablemente de la medida en la cual los padres de familia aprecien y se involucren en la educación de sus hijos. Las percepciones sobre la calidad y el valor de la educación son consideradas un factor importante que influye en los índices de permanencia y deserción escolar en Colombia (Ricardo, 2014). En la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del año 2014, el 37% de los niños de 10 a 17 años de edad que no estaban estudiando argumentó que se debía a su falta de interés o expectativas en relación con la educación (Sarmiento, 2015). Es muy probable que estas percepciones estén influenciadas por las opiniones de sus padres de familia, quienes en su mayoría no estudiaron o no completaron sus estudios. En Colombia, al igual que en los países miembros de la OCDE, los padres de familia menos favorecidos tienden a estar menos involucrados en la educación de sus hijos. Sin embargo, las investigaciones muestran que los padres de familia involucrados alientan las actitudes más positivas en relación con la educación; mejoran los hábitos de tarea en casa; reducen el ausentismo, el desinterés y la deserción escolar; y mejoran el rendimiento académico (OCDE, 2012). (PG 195)
[4] Juan Casassus en “cambios paradigmáticos en educación”, refiere tanto la emergencia de lo concreto y la aparición de la organización educativa (escolar) en las teorías y prácticas de la gestión educativa, desde el avance de los modelos normativos y prospectivos desde finales de la década de los setenta, hasta la construcción de modelos de gestión centrados en el análisis situacional, y estratégico entre otros, por ello para la gestión educativa la organización educativa la base del sistema.  Casassus, Juan Cambios paradigmáticos en educación. Revista Brasileira de Educação, núm. 20, maio/jun/jul/ago, 2002, pp. 48-59 Associação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa em Educação Rio de Janeiro, Brasil.

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